El pasado jueves Martes 9 de octubre se desarrolló el encuentro académico donde se abordó la temática del consumo juvenil de pasta base de cocaína. Organizado por el Programa de Infancia y Juventud de la Universidad Diego Portales, la Escuela de Ciencias Políticas y RRII de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, y el proyecto Fondecyt nº 11170339, el Coloquio se constituyó en una instancia relevante de exposición de distintas aproximaciones teórico y empírico, todas ellas disponible para una adecuada comprensión de las matrices de pensamiento que guían y las consecuencias que se detectan al problematizar las políticas públicas elaboradas en Chile y Latinoamérica para hacer frente al consumo de pasta base de cocaína en poblaciones jóvenes.
El profesor Iván Pincheira (UAHC) fue el presentador y comentarista del Coloquio desarrollado en dependencias de la Universidad Diego Portales, actividad que contó con la participación de Marcelo Rossal (Universidad de la República, Uruguay), Ibán De Rementeria (Universidad Central) y Mauricio Sepúlveda (UDP).
En su presentación, titulada: “La pasta base y el control de los jóvenes pobres”, el profesor Ibán De Rementería se dedicó a examinar tres grandes temas: 1) El control de drogas como instrumento de vigilancia y dominación de “Poblaciones excedentarias”. 2) La investigación socio sanitaria, a través de “The Cocaine Project” de la OMS y 3) Antecedentes estadísticos/epidemiológicos en Chile.
Respecto del primer tema, Ibán De Rementería enmarca esta discusión en un contexto donde las drogas están relacionadas con las “minorías étnicas y grupos extranjeros a quienes ya se les temía y eran objeto de elaboradas restricciones sociales y legales”. En ese sentido, la cocaína estaba asociada al “negro salvaje”, el opio a los chinos, la morfina a los vagabundos de los barrios bajos de Europa, los mexicanos y la marihuana. Estaba el siempre permanente temor de que estas drogas se difundieran a las clases más altas.
En un segundo momento, el investigador expondrá resultados sobre un proyecto que la OMS realizó entre 1992 y 1994 (The Cocaine Project) que es hasta ahora el más profundo estudio realizado al respecto. Dentro de los resultados de esta larga investigación, están los que apuntan a los “Patrones de Uso”: No es posible describir un “usuario promedio” de cocaína, siendo el consumo transversal a clases, países, razas; como tampoco existe una versión única de la cocaína de su modo de uso, que va desde el masticado tradicional de coca en Bolivia y Perú hasta el consumo de Crack de gente adinerada en Nigeria.
Según señala el profesor De Rementería, según este estudio de la OMS, los usuarios de dosis altas y prolongadas son asociados a problemas legales como la preocupación en torno a la posesión, tráfico o crímenes cometidos para obtener la cocaína. Por otro lado, este consumo se asocia a aislamiento, desconfianza y conductas enfocadas en conseguir y consumir. Contra lo anterior, se asocian efectos positivos en la interacción social de usuarios ocasionales. Las respuestas a problemas de salud vinculados al consumo de cocaína escasamente están coordinadas, son inconsistentes, culturalmente inapropiadas, y generalmente ineficientes. Respecto de los programas educativos y preventivos, se señala que estos no detienen la existencia de mitos, sino que perpetúan estereotipos y desinforman al público, basándose en exageraciones y estigmas.
Finalmente, Iván De Rementería revisó antecedentes epidemiológicos en Chile. Según SENDA, entre 1994 y 2016 las sustancias psicoactivas más consumidas han sido, en orden: primero el alcohol (siempre en torno al 60-70%), luego el tabaco (siempre en torno a 35-49%), seguida de la marihuana (fue aumentando de 4% en 1994 a 14,5% en 2016). Mientras, la cocaína no ha sobrepasado el 2% y la PBC no ha alcanzado nunca el 1%. Sobre la Tasa de abandono de consumo de drogas: la mayor tasa de abandono la tiene la PBC (81,8%), seguida de la cocaína (81,4%), luego la marihuana (59,4%), el tabaco (40,9%), siendo la droga con menor tasa de abandono el alcohol (20%).
La segunda exposición del Coloquio estuvo a cargo del antropólogo uruguayo, docente e investigador de la Universidad de la República, Marcelo Rossal, con la ponencia titulada: “Estigmas y reducción de daños entre usuarios de pasta base de cocaína”. Parte de los varios elementos destacables de la presentación de Rossal, es el recorrido histórico sobre el uso de drogas y las políticas estatales asociadas en la República Oriental del Uruguay; en ella se destaca que en el año 2004 se adopta la política de reducción de daños; en el 2005 se oficializa la política sobre drogas y alcohol; en 2006 se crea Portal Amarillo, instancia de atención sanitaria especializada para usuarios de droga; seis años después se plantea el acceso legal a la planta de cannabis; y en el 2013 con la Ley de control y regulación, sumada a la Ley de Faltas que afecta a usuarios de pasta base de cocaína que viven en las calles, se aumenta la pena al tráfico de la sustancia.
Según constata Marcelo Rossal, las políticas de drogas implementadas por el Frente Amplio uruguayo parecen en contradicción, pues si bien el consumo no está penalizado, si hay problemas para el acceso a las sustancias (efecto de ello fue la legalización del cannabis). En el actual contexto neoliberal y de derechos, los sujetos serán gobernados en tanto individuos y en tanto colectivos sociales, del cual emergen tres oposiciones a cuestionar o deconstruir: 1) diván para individuos/experiencias “comunitarias para pobres”; 2) reducción de daños/tratamientos para adicciones; 3) tratamiento comunitario/medicalización.
Rossal resalta, a la luz de los datos recolectados, las condiciones de precariedad que poseen los consumidores de pasta base y que están sujetos a política de drogas: sin educación, sometidos a procesos penales. ¿Qué otras características poseen? Moratoria social restringida, en comparación a jóvenes de otros estratos. La
precariedad obliga a las decisiones rápidas, supervivencia vinculada a la capacidad de “ser vivo”. Chocan con las moralidades y roles clásicos de mujer cuidadora y hombre proveedor. Son cuerpos dañados por trabajos duros, carreras de consumo intensas y la suma de la violencia estatal con la interpersonal.
A esto, Rossal sugiere una visión comprensiva y reflexiva de los consumos antes que análisis críticos; pensar en la reducción es también pensar en sujetos dañados más allá del propio consumo; implica tener en cuenta la estigmatización de los sujetos consumidores pobres; atender a las demandas de los sujetos más allá de las alteridades morales si se pretende cuidar sin tutelar.
Finalizando esta actividad, contamos con la exposición del profesor Mauricio Sepúlveda, quien presentó el trabajo titulado: “Umbrales: farmacotopias y biopolitica”. El académico chileno sitúa el inicio de la epidemia de la PBC en 1983, avanzando con prontitud desde Arica hacia el Sur de la Región. Se caracteriza a esta droga como una de las formas peligrosas de consumo de la cocaína en nuestro medio, ya sea por bajo costo y amplia difusión social como por la rápida adicción a la que induce.
La política pública sobre la pasta base de cocaína ha adoptado una lógica representacional para observar su consumo y tratamiento: sustancia “vicio”, que acarrea enfermedad; es peligrosa y representa un riesgo (para sí y para otros); se ha tematizado desde enfoques correccionales que deforman al sujeto consumidor (monstruosidad). Los significados sociales sobre esta droga la catalogan como “lo último”, “hueva muerta”, “lo que sobra”, “el excremento de la coca”.
Invisibilizaciones asociadas a la población consumidora tienen que ver con procesos de salud deficientes, enfermedades no tratadas, por ejemplo las altas tasas de tuberculosis en los consumidores. Los sujetos son observados y gobernados sin una biolegitimidad que los inscriba en un régimen de salud, posibles de cuidar. Un efecto de lo anterior, es el progresivo deterioro y muerte de los consumidores, falta de apoyo, red de salud. Etc. Ejemplo, el incendio en la cárcel de san miguel (personas pobres, sobre población, consumidores) que dejó 81 muertos.
Emerge lo residual como un concepto que puede aportar en la comprensión de estos procesos de gobierno sobre poblaciones excedentarias. Sobre esa misma, es necesario abordar el tema desde enfoques decoloniales que cuestionen las jerarquías del conocimiento sobre el uso de pasta base en usuarios en posiciones laterales, no integrados. Por ende, urge investigar en genealogías que no se agoten en el esquema representacional; que se consideren la gravitación del campo sociohistórico en, por ejemplo, el proceso de desindustrialización que afectó a poblaciones pobres; y por último, reflexionar las implicancias de hablar con/sobre/desde las poblaciones excedentarias.