El problema del delito no está ausente dentro de las propuestas que sustentan la candidatura de Gabriel Boric. Al igual que temas tales como educación, salud, pensiones, desarrollo económico, trabajo, poder local, feminismo, recuperación post pandemia, crisis climática y medio ambiente, derechos humanos, derechos sociales, vivienda, infancia, pueblos originarios, política rural y agricultura, cultura y deporte, su programa presidencial también considera a la seguridad ciudadana como uno de los ejes de acciones a ejecutar de resultar vencedor en el balotaje, fijado para el 19 de diciembre del 2021.
Según se lee en su agenda programática, se constata la inefectividad de las políticas de seguridad. Este fracaso habría transformado a muchos territorios en zonas de sacrificio de la inseguridad. Se asume, así, la existencia de barrios y comunas que han sufrido de forma desproporcionada el aumento de homicidios, armas y violencia. Para el candidato Boric, el temor constante en que viven sus habitantes es un caldo de cultivo para el populismo penal. De ahí que, en vez de implementar estas medias efectistas pero ineficaces, se priorizará la prevención con la participación de las comunidades afectadas, para favorecer una mayor eficacia colectiva a través del fortalecimiento de la cohesión social.
Dentro de las propuestas está la creación del Ministerio de Seguridad, Protección Civil y Convivencia Ciudadana. Esta fórmula de gobernanza de la seguridad pública permitirá avanzar en la descentralización, apoyando a gobiernos regionales y municipales para que asuman roles más sustantivos en el gobierno del delito. La reforma estructural de Carabineros es otro de los tópicos abordados en el programa de Boric. Consolidando mecanismos que permitan una distribución del personal policial ajustada a las necesidades del país, enfatizando en la presencia de la policía en aquellos lugares donde más se la requiere.
Contar con un nuevo sistema de control de armas es otra de las áreas de trabajo proyectada desde el conglomerado Aprueba Dignidad. Una política de tolerancia cero respecto a los delitos financieros bajo una ruta efectiva de seguimiento, es otra de las iniciativas. Comprendiendo que la prevención del delito debe ser más adecuada, se implementará el nuevo Servicio Nacional de Reinserción Social Juvenil que reemplazará al SENAME. También, se le otorgará prioridad especial a la ciberseguridad. Del mismo modo, se fortalecerá las fiscalizaciones para terminar con el uso ilegal de fuegos artificiales.
Respecto al sistema penal, se plantea combatir el hacinamiento y las malas condiciones de higiene y salubridad. En este mismo ámbito de problemáticas, se propiciará la aprobación de una ley General de Víctimas de Delito, creando el Registro Único de Víctimas de delito y un Fondo de Reparación Económica para Víctimas de Delitos Graves y violencia estatal, tales como femicidios, homicidios, lesiones graves y gravísimas, delitos sexuales.
Como hemos podido comprobar, la problemática delictiva no es un contenido ausente en el programa de Boric, comprendiéndose como un compromiso ineludible de abordar. No obstante, luego de la primera vuelta electoral, se alentará un vuelco en el discurso del presidenciable magallánico. El problema del delito, y la estela de temor que conlleva, se convertirán en tema principal una vez iniciada la campaña hacia balotaje.
En este tenor, transcurridos pocos días de efectuada la primera vuelta de la elección presidencial, Gabriel Boric efectuará su primera actividad pública; en lugar elegido será la comuna de La Pintana. Allí, anunciará que el problema de la seguridad y del combate al delito se establecerán como la nueva prioridad de su propuesta de gobierno.
A través de su cuenta en twitter, la alcaldesa de esta populosa comuna, Claudia Pizarro, proporcionará detalles sobre cómo se gestó esta visita. Señalando que el domingo, mismo día en que se desarrollaron las votaciones, recibió el llamado del candidato de izquierda, invitándola a trabajar para la segunda vuelta. Así, Boric recorrió la población Santo Tomás, uno de los sectores más segregados de La Pintana.
Respecto de la actividad, en un nuevo mensaje publicado en la red social twitter, la alcaldesa Claudia Pizarro, militante de la Democracia Cristiana, comentará que las víctimas de delitos violentos solo esperan empatía de parte del Estado, que las abandona a su suerte. Ante este escenario adverso, en La Pintana, se habría logrado el compromiso genuino de Gabriel Boric, quien escuchó y empatizó con su dolor.
Más allá de asociarla a una estrategia electoral, cuyo objetivo sería acercar al candidato a la Democracia Cristiana, puesto que la falange hasta ese instante no había oficializado aún su apoyo al abanderado surgido del Frente Amplio, esta actividad, que da inicio a la campaña hacia el balotaje, se torna trascendente por las definiciones aquí anunciadas.
Una vez finalizado este encuentro, en un punto de prensa, el abanderado comentará que el tema de la seguridad durante mucho tiempo ha sido ajeno a las fuerzas progresistas. Por ello, afirmando haber bajado del árbol para estar en los territorios, manifestará estar con los vecinos y vecinas, chilenos y chilenas que quieren seguridad y justicia para vivir en paz. Se trata, opina, de un compromiso inclaudicable para enfrentar al narcotráfico, la delincuencia, para recuperar los espacios públicos, controlar el uso de armas y municiones, fuegos artificiales, redistribuir dotación de Carabineros y apoyar las demandas de las víctimas de la delincuencia.
Al día siguiente, vía twitter, el representante de la izquierda chilena, profundizará en este nuevo enfoque adoptado para su campaña. Para Boric, la realidad de los barrios de La Pintana refleja el día a día de cientos de lugares que se ven constantemente amenazados por la delincuencia y el narcotráfico. La publicación en redes sociales incluye un video en que, junto con recoger imágenes de su paso por La Pintana, el candidato reflexionará sobre su reunión con víctimas de la delincuencia. Quienes le hablaron del temor y la rabia con los narcotraficantes que se han tomado las poblaciones, y de cómo la policía y el Estado han sido ineficientes en combatirlo. Reiterando su promesa de ser implacable en la persecución de la delincuencia y el narcotráfico, se comprometerá a jugársela para que los barrios sean lugares seguros, en donde los niños puedan jugar en las calles, las personas mayores puedan circular. Donde no halla riesgo de llegar o salir de la casa, concluirá.
Coherentemente con el posicionamiento del miedo a la delincuencia como foco principal en su campaña presidencial, al mismo tiempo que tomaba contacto con la alcaldesa Claudia Pizarro, el candidato Boric sumará a su comando a Lucía Dammert y Eduardo Vergara, reconocidos expertos en temas de seguridad pública. Este último, Eduardo Vergara, quien estuvo presente en la visita de Boric a La Pintana, en una entrevista concedida al diario La Tercera (23/11/2021), explicará que la seguridad y el orden serán cruciales en esta campaña. Boric le habría solicitado dar prioridad a los barrios más críticos, trabajar para que las policías estén donde generen mayor valor social, y trabajar por la seguridad como un derecho, aseguró el experto al diario La Tercera. La ciudadanía quiere respuestas y hoy estas no pueden quedar solo en el populismo, en más cárcel y shows vacíos. La seguridad no puede seguir siendo sinónimo de desigualdad, donde la protección y los recursos quedan reservados para quienes más tienen, concluirá.
La sensación de inseguridad frente a acciones consideradas delincuenciales se hace visible ya desde los años noventa. Distintos centros de estudio, fundaciones, medios de comunicación y el mundo político conformarán un círculo de hierro, que tendrá en el delito, y en el temor que acarrea, un objeto preferente de atención.
Si durante la presidencia de Patricio Aylwin no se fue insensible a esta temática, asumiendo en la diada terrorismo/delincuencia un campo significativo para la acción gubernativa, posteriormente, bajo el mandato de Eduardo Frei comenzarán a delinearse medidas dirigidas más directamente al problema de la delincuencia. Iniciada la nueva década, con Ricardo Lagos en La Moneda, en base al asesoramiento y recomendaciones de paneles de expertos, se irán instituyendo políticas permanentes para el enfrentamiento del delito. Michel Bachelet y Sebastian Piñera, a través de elaborados planes y publicitadas estrategías antidelincuencia, continuando el camino trazado por sus antecesores, encontrarán en el miedo al delito un eje central de sus agendas de gobierno.
Ahora bien, si la problemática de la delincuencia, y la sensación de temor que genera en la población, han sido tópicos reiterados de la práctica gubernativa en el Chile postdictadura, la preferencia del candidato Boric por esta misma temática en vista al balotaje, nos parece, no revierte mayor novedad. Pero, sí puede significar un mayor riesgo. Puesto que,
de no considerar la urgencia de materializar cambios profundos a las estructuras económica, política y cultural del país, tarea difícil de realizar en cuatro años de gobierno, al adoptar un tono confrontacional frente a la delincuencia, más bien, se podría redundar en el reforzamiento de las perspectivas persecutorias, excluyentes y estigmatizadoras que han dominado hasta ahora la, ya tantas veces declarada, guerra a la delincuencia. Disputando la propiedad de este relato: la derecha chilena ya comienza a exigir explicaciones.
El Candidato Boric y el Miedo al Delito